Día 3


Me desperté a las 6:00 am, me preparé y desayuné alrededor de las 7:00 horas, vi a un grupo de cuatro chicos desayunando, no pude establecer de que nacionalidad eran, pero supongo que europeos, no reconocí su idioma pero estaban guapos 2 de ellos. Fui a preguntar a recepción cómo podía llegar a las cataratas del lado brasileño, me indicaron que en la misma parada pasan cada 2 horas los camiones que van hacia la frontera con Brasil.

Llegué a la parada del bus, le pregunté a la persona que estaba esperando si sabía del camión que iba al lado brasileño y me respondió que si pasaba por ahí, sólo que desconocía el horario. Esperé un rato y en efecto, el anuncio decía Cataratas Brasil, pagué 40 pesos argentinos, la ruta era de Cruceros del Norte. No iba mucha gente, si acaso íbamos como 10 personas en todo el camión. Salió el bus de la carretera que ya me era familiar, tomó otro camino, tuve incertidumbre pero luego de unos minutos me perdí en la vista a través de la ventanilla, el río, la vegetación, los pocos negocios comerciales que están a las orillas de la autopista, el cielo azul, las nubes, saber que estas en un lugar que no conoces y que no puedes creer estar tan lejos de tu familia y país. Me llenó de satisfacción.

Luego de unos 40 minutos aproximadamente llegamos a la frontera, los extranjeros teníamos que hacer el trámite de salida de Argentina, bajamos del camión, pasamos a las oficinas donde no te piden más, sólo el pasaporte y le ponen el sello. Sales a buscar el camión que te esté llevando a Brasil y sigue el camino. Otros metros más y debemos bajar del bus para hacer ahora la entrada del lado brasileño, ahí me preguntaron a dónde iba y sellaron mi pasaporte, ya estaba en Brasil. Subes nuevamente al camión, unos minutos más y por fin llegas al Parque Nacional Foz de Iguazu, muchísima gente formada para comprar el boleto, también hay distintos recorridos para hacer durante el día, sin embargo, yo no llevaba más dinero para comprar algún otro paseo adicional a la entrada al parque. La moneda oficial es el real,  aunque también aceptan pesos argentinos, aunque si fueron cerca de 600 pesos argentinos la entrada.

Un hecho curioso fue que unos turistas asiáticos me reconocieron y saludaron, ellos también habían estado el día anterior en el bote durante el paseo náutico de lado argentino. Pasando unos torniquetes debes hacer fila para tomar un camión el cual te llevará al inicio del recorrido por las cataratas.

Cuando bajas del bus te das cuenta del panorama, unas hermosas cascadas tienes enfrente de ti acompañas  del Río Iguazú, cuando estás del lado argentino, las cataratas no las percibes del todo bien por la cercanía, pero del lado brasileño las puedes contemplar y admirar el gran espectáculo de la naturaleza.  Hay miradores, obvio todos llenos de turistas con sus selfiestick, no se escucha el sonido de la naturaleza como del lado argentino, sólo se puede oír la fuerza del agua cuando cae y golpea las rocas y el correr del río.

Estando ahí me di cuenta de que la emoción es proporcional al número de fotografías que tomes, no puedes parar de hacer tomas, todo parece tan fantástico, como una obra de arte, es increíble tanta perfección en un solo lugar, se llegan a formar arcoíris sobre las caídas de agua. Nuevamente sientes la brisa sobre tu cuerpo cuando te vas acercando a La Garganta del Diablo pero eso no impide que vuelvas a hacer fotos.

Por unos minutos logras colocarte en el mirador, ves toda la belleza natural y te sientes pequeño, la inmensidad de la naturaleza es algo de lo cual nunca debemos dejar de sorprendernos.

Ahí sentí que mis vacaciones habían culminado, sientes la nostalgia de que termina algo, algo que anhelaste por mucho tiempo, pero a la vez la satisfacción de haberlo logrado, de que todo valió la pena. Caminé hacia la salida, no sin antes subir al mirador, hacer otras fotos y ver por última vez las Cataratas de Iguazú.

En el parque hay un restaurante tipo buffet, en esta ocasión preferí la comida rápida, así que pedí una hamburguesa y su combo, lo solicitas en un kiosko electrónico que acepta tarjetas de crédito. Por último, pasas a las tiendas de souvenirs, hay playeras, gorras, sombrillas, impermeables, toallas, camisetas, llaveros, plumas, cosas por el estilo. Compré algunos llaveros para mi colección personal. Salí del parque y esperé el camión que me llevaría de regreso al lado argentino. Mientras tanto, charlé con una señora de Buenos Aires quien comentó que ha ido a Bariloche, a Jujuy y a Ushuaia. Por mi parte, le comenté que visitara Cancún, Chiapas, Chichén Itzá o Baja California Sur.

Llegó primero su camión y me despedí de la señora, esperé más tiempo y por fin llegó el camión Crucero del Norte, abordé y tardó el salir el camión, ahí platiqué  un poco con una chica española que recién había llegado, ella estaría hasta el 24 de enero y su plan era ir hacia el sur de Argentina. También intercambié algunas palabras con dos señoras de Hong Kong, a quienes se les dificultaba la comunicación en su hotel porque no había mucha gente que entendiera el inglés, también comentaron la tardanza al salir y entrar al lado brasileño, les dije que en mi caso todo fue muy rápido, no tardé más de 30 minutos en la fila para que sellaran mi pasaporte. De ellas, me llamó la atención su inercia por rosearse repelente de mosquitos cada vez que veían cerca un mosquito.

Al final ellas se fueron caminando hacía el Hito Tres Fronteras, yo decidí ir a mi hotel para descansar y preparar el día siguiente donde iría precisamente al cruce de las 3 fronteras.

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