Domingo de grandes emociones
Este domingo 26 de mayo era
esperado por mí, si bien no puedo clasificarlo como especial, si era un domingo
no tan común por 2 eventos, uno porque iría al cine y el otro por el partido del América. La
mañana si sería como todos los domingos, con las labores domésticas o
quehaceres del hogar: desayunar en casa, platicar un rato e ir al mercado a
realizar las compras para preparar la comida de la semana.
Así pues salí con mi hermano al
mercado, nos encontramos a Gerardo quién nos comentó que iría a ver Rápidos y
Furiosos 6, al igual que nosotros sólo que él esperaba ir a la función de las
8:40 pm en Cinemex de Misterios o el de Parque Delta. Luego de un rato en el
mercado, regresamos y puse manos a la obra.
Terminé de cocinar como a las 2
de la tarde, y de ahí me alisté para ir a disfrutar la película (no puedo creer
que ya haya visto las 5 previas). Es el tipo de filmes que ves acción por todos
lados, persecuciones en autos modificados, peleas de hombres contra hombres y
de mujeres contra mujeres, explosiones, luego más explosiones y más peleas, y
finalmente los buenos ganan y los malos mueren.
Ya lo sabía y ya lo esperaba, aún
así me emocionaba ir a verla, es de las pocas películas de acción que me ha
atraído y que puedo verlas varias veces, no tanto como El Hombre Araña pero sí
unas 3 o 4 veces. Total que luego de 2 horas en el cine, me gustó la pelea
entre Lety y la agente Riley Hicks en el metro (raro en mí que no soy muy
violenta) quería ver más pelea entre ellas, y la historia me complació al
verlas pelear nuevamente en el avión (aunque me quedo con el primer encuentro).
Se me hizo absurdo la situación
de Lety y su pérdida de memoria, pero quiero suponer que era para ayudar al
suspenso y la historia (¿?). Por otra parte, también se me hizo pérdida de
tiempo en la película que vaya Bryan a ver a Arturo Braga en la cárcel. Por
cierto, las líneas de Paul Walker son muy pocas, igual si son 23 como leí en
una crítica.
En general me agradó la película,
no me pongo en el papel de destrozarla porque en realidad nunca será una
película seria, así que para el género que es, es muy recomendable y aceptable.
Salimos del cine y pasamos por mi
papá al metro, y nos dirigimos a casa para comer. Yo no lo hice porque con los
nachos con queso que había comido en el cine, aunado a las palomitas acarameladas,
estaba más que satisfecha, así que me senté a platicar un rato con mi papá y mi
hermano.
Justo a las 7:40 le llamé a mi
tía para platicar más, aunque ella fue quien me estuvo platicando lo de su
trabajo y toda su semana. A las 8:00 quería ya finalizar la charla pero no fue así, tuve que prender la tv y comencé a ver el
partido del América sin audio.
Tristemente vi como en los
primeros 15 minutos expulsaron a Molina y por más que llegaba el América,
continuaba con sus fallas e imprecisiones que iban agotando mis esperanzas de
que fuera campeón del torneo.
Terminó el primer tiempo con un gol del Cruz Azul y fui a cenar,
comenzó el segundo tiempo y como veía que nada más no había goles del América
para poner bueno el partido, me puse a jugar un rato Candy Crush y a leer
Twitter. En momentos veía la tv y me sentía triste y enojada.
Pero en el minuto 88 anotó
Mosquera y revivió en mi un poco de esperanza, le dije a mi hermano: “Y si le
anotan otro gol, se va a poner bueno, sería la locura, ¿cuánto van a reponer?”
Nos dimos cuenta de que era 3 minutos de reposición, y pensé justo lo que se
necesita para anotar un gol y que se vayan a tiempos extras.
El milagro, hazaña o como quieran
decirlo sucedió, yo ya parada frente al televisor vi como iba Moisés Muñoz corriendo a la portería contraria para ayudar
a rematar un tiro de esquina y lo logró, su cabezazo dio justo en el balón que
entró en la portería de Corona, y grité, salté, aplaudí y miré como mi hermano
se emocionó y golpeó el sillón (jaja) y mi papá igual levantó su pie y su brazo.
Escribí en FB: Moy eres grande.
Y pues ya con esa emoción a flor
de piel, se fueron a los tiempos extra, 30 minutos de agonía y esperanza
mezclada, el que anotara prácticamente sería el campeón y le comenté a mi
hermano: “El qué anote será un campeón muy merecido, es una gran final” A lo
que me respondió: “Sí, pero quiero que gane el América”.
Terminaron los tiempos extras
dónde ninguno de los 2 equipos anotó gol, vendría la siempre sufrida y temida serie
de penales. Yo sufro con los penales, sabía que Benítez había fallado en el
torneo al tirarlos, que Layún no era el mejor tirando penales, así que como
dicen: “Era una moneda al aire”.
No quería verlo, pero vencí mi
emoción negativa y fui testigo de cómo Moisés Muñoz fue el héroe del partido (al menos
para mí), al anotar el gol que dio la esperanza de continuar con los tiempos
extras y detener un penal del Cruz Azul. Lo demás ya es historia. Me sentí (me
siento todavía) feliz de ver al América Campeón, no seré de las personas que
van cada juego al Azteca, pero creo que mis 25 años continuos de americanista lo valen, disfrute y sufrí mucho el partido, creo que será una de las mejores finales que recordaré por toda mi vida.
Y recordaras está final como una de las mejores en tu vida y no querias que fuera el Azul el equipo rival, jajajajaja curioso... :)
ResponderBorrarJiji,cierto no quería que fuera el Azul, pero fue muy buena la final.
ResponderBorrar